La fórmula matemática de… Sebastian Vettel
Entretenimiento
Por cuarta temporada consecutiva, Sebastian Vettel ha vuelto a dejar a todos sin palabras y se ha hecho con el título mundial de Fórmula 1™. ¿De qué pasta está hecho este alemán con cara de yerno ideal? He aquí algunos elementos para formular una respuesta.
12% Agua preciosa
Si esta temporada Seb va de rebelde con una leve barba que debe provocar más de una sonrisa en los paddocks mediterráneos, antes se dejaba ver haciendo gala de las mejillas más lampiñas del circuito, ni una sola espinilla. De verdad, ¿cuál es tu secreto de belleza, Sebastian?
“Sebastian Vettel ha vuelto a dejar a todos sin palabras ”
0,2% Michael Jackson
Esa es la proporción, ni más ni menos, a pesar de lo que le gusta contar al piloto alemán: «Cuando era niño quería ser Michael Jackson (…) para mí fue un golpe el darme cuenta de que no tenía buena voz». Bueno, la voz no lo es todo, Sebastian.
59,8% Lionel Messi
Para empezar, el imponente alemán tiene en común con el menudo argentino una increíble precocidad. Empieza a revolucionar los cuentaquilómetros y a romper todos los récords desde su llegada entre los grandes, en 2007, con 20 años y dos meses: el más joven poleman y el más joven ganador de un GP en 2008, el vicecampeón del mundo más joven en 2009, y luego el más joven campeón del mundo en 2010.
La constancia e ineluctabilidad que acompañan el dominio de Vettel, igual que el de Messi, nos dan ganas de abrazar a todos sus adversarios que intentan batirles con todas sus fuerzas pero que no lo consiguen. A los cuatro Balones de oro consecutivos acumulados por Messi, Vettel acaba de responder en 2013 con su 4o título de campeón del mundo de F1. Hay que quitarse el sombrero ante semejantes virtuosos.
28% Hijo único
Sebastian Vettel, es un poco como el hijo pródigo al que todo le sale a la primera. Como todos los niños mimados, mientras las cosas van a su favor, todo va bien y la vida es maravillosa. Pero las cosas se ponen un poco más feas cuando no todo sale como estaba previsto. Como ese domingo 24 de marzo de 2013, en la pista del GP de Malasia, cuando Vettel, que sale en cabeza, entra en pista tras su segunda parada unos metros por detrás de su compañero de equipo Mark Webber. El ya entonces triple campeón del mundo lleva mal que su escudería determine la carrera en este orden: intenta un adelantamiento arriesgado, no lo consigue pero no se despega de la rueda de Webber, al que adelanta furiosamente unas vueltas más tarde. En la radio se escucha una vocecita que califica el adelantamiento de «idiota», pero a Vettel le trae sin cuidado y se marcha con los 25 puntos de la victoria. «Sebastian tomó sus propias decisiones, y como suele ser costumbre, se le protege», analiza Webber en frío. Como le decimos, caprichos de niño mimado.
Por Gino Delmas